lunes, 12 de mayo de 2008

telegrama

¡Oh Dios! ¿Por qué todavía sigo sin saber para qué estoy aquí?
¡Nos dejaste solos! Dejaste solos a los que no tienen nada, dejaste desprotegidos a los que más te necesitan, dejaste sin voz a los que la necesitan y reprimes a quienes quieren ayudarlos. ¡Les diste poder a los que menos los merecen! Y te quedas ahí sentado viendo como destruyen mentes y corazones de gente inocente, de seres inocentes y débiles.
¡Nos dejaste solos! ¿No ves acaso desde allá arriba a toda esa gente pidiéndote ayuda? ¿No percibes acaso todo el dolor y agonía que permites los domine?
¡Insensible! Dios de unos pocos, que permites te falten el respeto y te odien, que no haces nada porque sabes que te lo mereces.

¿A quién ayudas realmente, Dios? ¡Nos reprimes! Nos has dejado solos.

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