sábado, 22 de diciembre de 2007

En Exceso *


¿cuántos panes hay en el horno?
- veintiún quemados.
¿y quién los quemó?
- el perro judío.
¡ eso le pasa por aturdido !

viernes, 14 de diciembre de 2007

las ideas jugando en el jardín*

Cuento hasta el infinito mientras hago apuestas con el subconciente y hago balances sobre el año que está terminando y sobre mi mediocridad y mi falta de confianza en las flores que todavía no florecen y sobre las que se quedaron marchitas desde siempre.

El amor no logra el 100% de las veces alegrarme el día, parece.

jueves, 13 de diciembre de 2007

la enrredadera


¡ se me perdió el corazón ! ahora ....

La plaza de colores *

Iban caminando los dos conejos de la mano conversando sobre la locura de las marmotas rosadas cuando del cielo cae un objeto que los deja atónitos y, pese al miedo que sintieron al principio, se acercaron a ver la extraña criatura (porque ahora se retorcía).
A lo lejos dos niños discutían sobre quien había ganado el juego y llenos de su ira infantil escucharon el fuerte ruido que los hizo correr a sus casas.
Los pájaros que jugaban pócker decidieron suspender la apuesta e ir a averiguar de qué se trataba todo el bullicio.

Todos curiosos, los pequeños roedores y las pequeñas aves se acercaban a ver qué fue lo que había caído. Pero cuando por fin llegaron al centro de la atención, los conejos ya habían tomado la criatura y la habían escondido.
Todos querían saber qué (o quién) era, y todos en este momento odiaron a los conejos porque eran unos egoístas y además eran los únicos que alcanzaron a ver qué (o quién) era.
....

De la nada una marmota rosa saltó de un árbol gritando que sabía quién era la criatura. Pero nadie le prestó atención, estaba loca....



Y así es como el conocimiento de algunos roedores les hace quitarse la vida en el bosque.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Mi casa es de Papel ! (Apuntes Imaginarios 2)

Estábamos jugando con los naipes un juego que nunca entendimos (pero igual divertía) cuando escuchamos la alarma . Sonó fuerte, los perros no dejaban de ladrar y hasta el hámster chillaba de manera extraña, pero no nos importó ya que estábamos lo suficientemente concentrados como para ponerle atención a la ruidosa alarma.
Veinte minutos más tarde, el último aviso. Ahora el ruido se hacía más fuerte ya que toda la gente gritaba y corría por las calles buscando a sus hijos o esas cosas que hacían los vecinos cuando estaban preocupados.
Hubo una especie de temblor o algó así que nos hizo perder la paciencia justo en el momento que nos botaban la torre de cartas. Nos había costado mucho hacerla...
Ya la había empezado a hacer de nuevo cuando mi buen amigo se dispuso a culpar a alguien y salió de la casa golpeando fuertemente la puerta. Yo no sé que habrá encontrado afuera pero el sonido de los fusiles y la gente gritando me hizo creer que él nunca volvería.
Y claro, no volvió...
Tan desubicado siempre, el muy traidor me dejó sola haciendo la última parte de la torre, que siempre me costó tanto hacer...

lunes, 3 de diciembre de 2007

*

En en largo y extraño camino solitario, muy a lo lejos, muy silencioso; había un animal que me miraba con sus ojos brillantes, había una hoja que caía de un viejo árbol, había miles de insectos que pasaban desapercibidos bajo la oscuridad de la interminable noche.

El lugar más fácil de imaginar pero más difícil de encontrar en el mundo. Tal cómo lo veía en los sueños o como lo leía en los cuentos infantiles, aquél encinar tenía el aspecto de un bosque imaginario.
Donde los animales eran todos mansos por el día y muy salvajes por las noches, donde sus ojos brillantes se volvían rojos por la ira y daba miedo mirarlos. Donde los bichitos metían mucho ruido y todo en el bosque me asustaba.
Los árboles, altos, oscuros, parecían mirarme con un aire de lástima.
Con toda la inseguridad posible caminé a lo largo de aquel sendero. Con toda la inseguridad y también con toda la tristeza y el temor existente . El bosque real-imaginario y todos sus bichitos y sus animales y sus árboles me comunicaban que debía irme o terminarían por matarme.
La noche era larga y el temor excesivo, pero debía seguir el peligroso camino porque no había otra alternativa . Lamentablemente no estaba mi papá para decirme que era todo mentira y no pensara más en ello porque era un cuento. No había nadie, estaba sola.
No buscaba nada ni nadie, sin embargo... Te encontré.
Sentí felicidad, sentí emoción. Y desperté de la pesadilla que de a poco se convertía en simple sueño.
Hubieras llegado antes, el Encinar todavía me asusta.