jueves, 10 de abril de 2008

libert(A)d

Hoy me siento feliz, me siento dispuesta a recibir cualquier regalo. Aún si no te conozco, aún si no me conoces, aún si te doy lo mismo y aún si tú no existes, yo también podré hacerte un regalo. Te regalaré una palabra, te regalaré un pensamiento, un par de esperanzas y una ilusión eterna. Te regalaré un trozo de pergamino imaginario en el que escribo diariamente mis tristezas, tu podrás eliminarlo y lanzarlo al fuego del olvido, quemarlo en lo profundo de las llamas de tu alegría.
Te podré dar una esperanza, parecida a la que tenemos en las noches antes de dormir, o parecida a la que tenemos en las mañanas al despertar. Una esperanza ciega, libre y pobre también. Podrás enriquecerla con llantos, con alegrías o con desiluciones. Puedes eliminarla, puedes borrarla o puedes cuidarla con tu vida y tus demás esperanzas.
Te regalo la respuesta a tus dudas, te regalo la solución a tus problemas, te regalo la confianza de una idea y te regalo una puerta hacia la salida.
Te regalo lo más anhelado, te regalo suspiros acumulados, te regalo un par de llantos y también un par de alegrías.

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