Y aquí estamos todos los sin futuro, todos los perdidos, todos los inseguros, todos los inciertos.
¿qué haremos hoy queridos hermanos? hoy la resignación nos domina, hoy las ilusiones las desechamos, hoy las ideas se nos contaminan, y hoy el amor se nos escapa.
Es hora de apuntar al verdadero culpable y no dejarnos llevar por lo que opinan los demás.
No son nuestras familias quienes tienen la culpa, hermanos. No son nuestros profesores, ni nuestros alcaldes. Ni siquiera es la presidenta, que no me atrevo a llamarla como nuestra.
La culpa la tenemos nosotros. La culpa la tienen aquellos que adjudican toda la responsabilidad a alguno de sus superiores en un básico acto de 'anarquismo'. La culpa es de aquellos que no saben de qué forma solucionar sus problemas y lo hacen haciéndole daño a otros, dejándose muchas veces llamar delincuentes o criminales.
¡Despertemos, camaradas!
No ensuciemos el nombre de nuestros ideales.
Mientras no aprendamos, los ilusos seguiremos siendo todos nosotros.
Y seguiremos siendo los que no tienen futuro.